Si hace poco tiempo reseñaba el nuevo disco de Amaral “Hacia lo salvaje”, en el escenario de la Volvo Ocean Race de Alicante pude verlo en directo, por fin defendido de principio a fin, y no sólo con el adelanto que nos brindaron en el concierto final del Sonorama 2011.
El comienzo del concierto empezó con una proyección de imagenes del estilo de las que adornan el nuevo trabajo del grupo, y sonando de fondo el “All tomorrow’s parties” de Velvet Underground mientras los diferentes miembros de la banda se iban colocando en sus posiciones como sombras chinas que ocupan su lugar.
Era una noche fría, quizá la primera de las noches frías de Alicante de esta temporada, y el marco elegido hacía que el ambiente diera la sensación térmica de más frio, al encontrarse el escenario al final del muelle 12 del puerto de Alicante, un lugar privilegiado, pero donde azota el viento con más intensidad que en sitios refugiados. Saltaron todos los miembros previstos para el frio, con sus chaquetas y gorro (en el caso de Juan), y Eva cubriendo su vestido con una chaqueta vaquera, aunque se dejaba entrever un precioso vestido que luego se descubriría como un guiño a su anterior trabajo, al llevar un antifaz de lentejuelas en cada una de las caras de la cortísima parta baja del mismo. Se puede decir más alto, pero no más claro: iba realmente guapa.
El concierto empezó como el nuevo disco, con ese uhuhuhuh… que preludia “Hacia lo salvaje”, llenando de energía el recinto y calentando poco a poco el ambiente. Como ya avanzó Eva después de esta entrada triunfal, en la que sería una de sus pocas y breves interacciones con el público, desgrnaría uno a uno los temas del nuevo disco, intercalados con temas más antiguos, y así siguió con “Esperando un resplandor”, “Un día más”, “Mori´ria por vos”, “Si las calles hablaran”, “Estrella de mar” (el que fue sin duda su primer hit), “Montaña rusa”, y así hasta dieciocho temas seguidos, casi sin interrupción, en los que la banda fue entrando en calor, y al mismo ritmo fueron desprendiéndose de las chaquetas y complementos. Con alguna anécdota como alguien del público que lanzó un sujetador al escenario, al más puro estilo de los conciertos de Hombres G u otras bandas de quinceañeras, y que Eva recogió insinuando que ese regalo sería más propio para animar a Juan que a ella, y así lo hizo y se lo entregó.
Entre los temas fueron alternando canciones nuevas con antiguas, y ritmos más vibrantes en los que la batería y el bajo cobraban vida propia, cubriendo de energía, muy bien recibida por el público, todo la escena del muelle 12 de Alicante, como las guitarras bellas y poderosas del inicio de “Antártida” (que me emocionan desde el primer día que las escuché), con temas más íntimos en los que se hacían casi imperceptibles, como susurros, el resto de instrumentos, quedando a merced del viento sólo la voz de Eva y su guitarra acústica, como en la preciosa “Olvido” que dedicó a su madre.
Después de estos temas abandonó la formación el escenario para un breve receso y aparecer con un primer bis en el que tocaron tres temas más, despidiéndose del público después de haber presentado a toda la banda y el equipo técnico. Una formación que ha ganado en solidez desde que la vimos en el Sonorama en agosto, y en la que están totalmente integrados Tonet y Jaime (miembros de Sexy Sadie) como batería y segunda guitarra del grupo.
Después de este bis, salieron para volver con un último tema, un clásico ya en los conciertos de Amaral desde hace un tiempo, tanto por el tema, como por la propuesta escénica. Apareció la banda y después Eva, con un megáfono cubierto de pequeños espejitos que dieron al escenario una imagen pintoresca, como de discoteca alumbrada por la infalible bola de espejos y gritó eso de HOY ES EL DÍA DE LA RE-VO-LU-CIÓN para empezar el tema “Revolución”, uno de los cortes más reconocibles de la carrera del grupo, y casi un himno insignia para sus seguidores.
Después de esto, la banda se despidió entre aplausos calurosos, ramos de flores y peticiones de otro tema más que no lelgaría, porque en magafonía ya estaba sonando el “Moonriver” de Henri Mancini como canción de despedida.
Amaral se ha propuesto volver con un lado más salvaje e independiente. Esa es su propuesta, arriesgada desde la producción y autoedición, y muy bien valorada por el público en general y gran parte de los medios.
Muy buen concierto!, con la anecdota de mi hermana entregandole a Eva una diadema realizada con la portada del disco con la que salio a despedirse del publico con ella puesta.