El octavo disco de La Habitación Roja se llama Fue Eléctrico y supone un trabajo de consolidación de una extensa carrera, un retorno a los orígenes de la banda, con sonidos más eléctricos que en anteriores trabajos y con una clara vocación positivista.
Nos encontramos ante un disco en el que, según han manifestado ellos, cualquier tema puede servir para abrir un concierto. Y es cierto. Todos los cortes de este nuevo LP tienen esas guitarras poderosas y los estribillos fáciles de recordar que caracterizan al trabajo de LHR, sobre todo de temas tan conocidos como “El eje del mal” o “Crónico”
El disco empieza con “El resplandor”, una apertura con un estribillo fácil “Sé que no hay nada que hacer, sólo nos queda correr, saltar sin red. Tal vez consigas volar como solías hacer cuando creías en mi.” y un ritmo marcado, con pausas casi teatrales en algunas partes, que remarcan más la fuerza de las imágenes, muchas veces por contraposición en los cambios finales, como “salir de esta pesadilla…” “que no quiere acabar/y volver a empezar”. Incluso se atreven con un falso final para enfatizar las guitarras en el último estribillo.
El segundo tema del disco es “Siberia” un tema con un inconfundible sonido sintetizado de fondo donde se rememoran tiempos mejores, la nostalgia propia de las composiciones de La Habitación Roja, esa que muchos pulverizan y otros aman, por empática.
“Ayer” ha sido el single elegido para lanzar el disco y desde hace unas semanas ya estaba en todas las ondas sonando. Nada más publicarlo, todos los fans de la banda tuvimos la suerte de encontrarnos un remix del tema hecho por Dorian, que categoriza el tema como muy rítmico, muy potente, tanto que él sólo se limitó a poner algunas bases, pero tocando lo menos posible el original.
“Indestructibles” es un corte hecho para los grandes conocedores de La Habitación Roja, el bajo contundente, la melodía en medio tiempo, la letra de Jorge que cuenta una de esas historias de ruptura, vista desde la lejanía, con una forma de sentir que se aleja de la nostalgia para intentar traer al presente una emoción pasada, casi eso que los vecinos portugueses llaman “saudade”
En “Norgue” la banda se reconcilia con sus orígenes, cercano a los temas de “Largometraje”, casi parece un precursor de estos, si no fuese porque temporalmente están muy distanciados y “Norgue” es 13 años posterior al segundo disco de la banda.
“La razón universal” es el tema más pop del disco, más cercano a “Universal” que el resto del disco, con un ritmo rápido e imágenes fáciles de recordar y de asimilar “cruzar bosques encantados, perderme y rendirme ante la inmensidad de los cielos contemplados desde los tejados de tu ciudad”
“Annapurna” es otra canción, que junto a “Siberia”, predominan las letras ácidas para recordar el pasado, la música se vuelve un arma de destrucción a la parte que se ha ido con versos como “Y será siempre al final, cuando alguna avalancha te sepulte en las alturas y no puedas respirar y me quedaré contigo, no podría perdonarte tener que dejarte atrás”
“Cielo protector” es el tema del que se encuentra al borde del abismo, de la desolación más absoluta, pero a pesar de eso se enfrenta “hace casi diez mil años que intentamos superar el mal, pero lo que amenaza es grande y tan oscuro como el mar” “no hay solución, pero aun nos queda el valor. No pediré perdón por lo que siento…”
Otro tema recurrente en La habitación roja es el de “La segunda oportunidad”, pero rompen el esquema clásico de una segunda oportunidad para cambiar las cosas. Se reafirman en lo que son y en lo que les han hecho somo son, y todo y cualquier detalle de infancia, adolescencia y juventud pasan como un recuerdo por este tema de corte vitalista, que se contrapone con los temas anteriores, quizá más marcados por esa nostalgia casi amarga de muchas de las letras de La habitación roja
“El pasado sólo importa si no se puede olvidar”, así resumen la idea que se repite en “Ahora quiero que te vayas”, el penúltimo corte de “Fue eléctrico.” Es una canción de rabia contenida en la que se toma la decisión de terminar (con una relación) de manera drástica, tajante y sin importar la otra parte. Un golpe que uno no se espera, pero que ya aparece en otros temas de la banda, canciones con la fuerza de una decisión tomada que duele y pesa a partes iguales y de la que no hay vuelta atrás…
… o quizá sí. “Malasombra” empieza con un verso que dice “al fin me vuelves a hablar, y lo haces diluviando”, pero conforme avanza la canción se descubre que no hay vuelta atrás “como una profecía no hay forma de escapar”
Un disco de letras cargadas de toques amargos y rabia contenida. Un disco eléctrico, donde las guitarras (eléctricas) toman un protagonismo que se había dejado en otros discos para las acústicas, unos ritmos marcados y una vuelta a las canciones más oscuras y potentes de la banda, excelentes para salas pequeñas con un público fiel y también idoneas para abrir grandes eventos como escenarios de festivales. Dentro de poco comprobaremos si todo esto es cierto.
David Verdú.
Un pensamiento en “Crítica “Fue Eléctrico” – La Habitación Roja.”