Que Iván Ferreiro es uno de los grandes de la música española no se puede poner en duda. Que su carrera, tanto en solitario como al frente de Piratas ha marcado a toda una generación, es una realidad. El espectáculo que ofrece en acústico con la puesta en escena de su último trabajo – recopilatorio “Confesiones de un artista de mierda” es uno de esos momentos que nadie que ame la música, al menos la de Ferreiro, debería perderse.
El pasado fin de semana, en la sala Camelot Stadium de Elche pudimos tener la oportunidad de verlo, por dos veces, en sesiones de sábado y domingo, manteniendo el formato acústico y con la constante de tener la sala llena de incondicionales que pudieron cantar cada uno de los temas y disfrutar de las sorpresas que lleva este espectáculo. Si todavía no lo has visto y quieres que te sorprenda, quizá sería mejor que no continuaras leyendo.
El concierto, el del domingo en este caso, sorprendía por la hora del mismo, las 7 de la tarde, un horario perfecto para disfrutar de un momento absolutamente mágico que empezó haciendo un repaso breve a algunos temas de “Picnic Extraterrestre”, para ir progresivamente adentrándose en su obra anterior, incluyendo temas de su época en Piratas. Ante un escenario casi desnudo, se presentaba Iván a solas con un piano y una pequeña mesita auxiliar como único atrezzo.
Siguiendo lo establecido en el disco que da título a la gira, fue desgranando temas clásicos como “M”, “Años 80”, “El viaje de Chihiro”, “Mi furia paranoica”, “El equilibrio es imposible”…, y así hasta completar un espectáculo de más de hora y media en el que defendió los temas a solas, salvo un par de guiños a dos amigos que le ayudaron puntualmente con colaboraciones de piano y guitarra. La versión acústica y desnuda de los temas llegó hasta el extremo de cantar, completamente a capella “Turnedo”, uno de los temas más esperados por el público.
La sorpresa fue asaltando en varios momentos cuando Iván se salía del repertorio propio para cantar versiones de temas tan conocidos como “Romance de Curro el Palmo” de Serrat, “Una décima de segundo” de Antonio Vega, “1999” de Love of Lesbian o la versión entera de “Insurrección” de El Último de la Fila, siguiendo ese final ya conocido de “Promesas que no valen nada” que suele acabar con el primer verso de la canción del dúo formado por Manolo García y Quimi Portet.
Un acogedor encuentro entre público y artista, un acústico que nos llena de referencias de nuestro pasado al hacer una retrospectiva por el mismo, y a la vez una apuesta de futuro, pues en la sala también se empezaban a ver a nuevos oyentes que se estaban aficionando a la música de este gallego excepcional. Sin duda, el elemento intimista de encontrar al artista a solas con el piano y su voz frente al público tan cercano que casi podía tocarle, hace mucho más intensas las emociones y recuerdos que traen las canciones de Iván Ferreiro. Canciones que forman parte de la banda sonora de nuestras vidas.
CONO-CE A IV-ÁN FERR-EIRO