La experiencia de este año en el SOS 4.8 ha sido, como cada año, una experiencia diferente, con cosas nuevas que aprender y nuevos conciertos que ver. Para quien no lo conozca, aunque a estas alturas del partido me parecería raro, el SOS 4.8 es un festival que no sólo engloba música, sino que cuenta con conferencias, con exposiciones y con una filosofía de sostenibilidad que va más allá de unos meros contenedores de reciclaje.
Pudimos ver una exposición interesante y multidisciplinar donde muchos artistas ofrecían su visión particular sobre las series de televisión, como concepto o sobre series en sí. La televisión como mass media que tanto ha tenido que ver en la cultura pop actual y en la difusión de contenidos de manera plurar y casi homogéneo a lo largo y ancho del planeta. La televisión como primer medio de comunicación audiovisual de la “aldea global”.
También pudimos asistir a una mesa redonda muy interesante sobre Temporalidades discontinuas: Lost, Fringe y la pulsión del pasado, por Miguel Ángel Hernández, Javier Moreno, Eloy Fernández Porta y Agustín Fernandez Mallo. Un paseo por estas dos series de ficción como excusa para hablar sobre las diferencias en la concepción del tiempo en las ficciones y otras teorías más cercanas a la creación literaria que a lo pseudocientífico, como podría desprenderse del título de la misma.
Hubo muchas más, pero estas fueron a las que asisitimos, todavía no hemos aprendido a desdoblarnos, y el festival daba para mucho.
En lo musical, que es de lo que trata esta web, tuvimos la suerte de estar en alguno de los conciertos que han marcado la historia de este SOS 4.8, como veremos más adelante. Comenzó nuestra andadura por el festival a caballo entre dos conciertos que, desde el intimismo, arrancaban motores para lo que luego sucedería. El concierto de Nacho Vegas, siempre correcto en las tablas, pausado y con ese toque entre la amargura y el que se sabe de vuelta de todo, y La Estrella de David, una formación que no deja impasible a nadie, con la excepcional colaboración de Ana Fernández (La Bien Querida) al bajo, durante todo el concierto.
Como pasa en la mayoría de festivales, se simultaneaban conciertos o djs de gran nivel, por lo que muchas veces íbamos corriendo de un escenario a otro, para poder bailar con El y Ella Djs, y sus remixes de Toro de El Columpio Asesino o del “What You Know” de Two Door Cinema Club, mientras The Kills se merendaban el escenario Estrella Levante con un hambre de público atroz.
En el escenario Jägermeister empezó puntual el concierto de The New Raemon, una propuesta preciosista con una selección de sus trabajos y ese sello particular de sus arreglos y las letras entre lo cotidiano, lo cómico y las historias de amor que nunca se saben si van o vuelven. En el auditorio tuvo lugar uno de esos conciertos que comentábamos que marcaron el SOS 4.8 de este año, el de Kiko Veneno y una puesta en escena en la que se fueron incorporando músicos a los intrumentos que poblablan el escenario, uno a uno, canción a canción hasta completar un cuadro enérgico y vibrante en el que desgranó algunos temas de su extensa discografía, obviando algunos de los temas más populares, pero a favor de otros muy elocuentes.
La noche del viernes en Murcia era para bailar, y para hacerlo a un ritmo altísimo. Rompieron las primeras suelas Friendly Fires, casi solapándose con Grupo de Expertos Solynieve, que sonaron nítidos y frescos, como su nuevo disco, alejándose Jota y los suyos de los sonidos más planetarios, demostrando que esta nueva formación tiene mucho que decir, sin desprenderse de su pasado, pero con mucha trayectoria por delante.
La secuencia de la noche estalló encadenando tres conciertos como el de PULP, The Leadings y Gossip.
Es indudable que PULP tiene una de las mejore discografías pop de la historia, Eso es un hecho irrefutable, y lo demostraron encadenando hits, uno tras otros como “Do You Remember The First Time’, ‘Razzmatazz’ o ‘Disco 2000′ y el broche de oro al concierto con la esperada ‘Common People’ que la gente bailó con ganas contenidas. Hay que reconocer que uno de los grandes reclamos del cartel del SOS 4.8 de este año acababa de pasar por el escenario Estrella Levante.
Mientras tanto, los murcianos The Leadings hacían que unos fans fervientes, que habían sacrificado los últimos temas de la banda de Jarvis, bailaran al ritmo electrónico y pegadizo de sus temas, desgranando algunas de sus nuevas creaciones, casi recién salidas del horno y temas tan emblemáticos como ese Friday que cerró el concierto o su particular versión del tema de Patti Smith “Because the night”.
Un parón de más de media hora, inexplicable para muchos, hasta que en el escenario Estrella saltó el huracán de Gossip, encabezado por la carismática Beth Ditto, que tuvo la ingente tarea de hacer bailar la gante después de haber vivido en ese mismo escenario el concierto de PULP. Un concierto que nos pareció algo bajo de potencia, quizá al ponerlo en comparación con el concierto anterior en ese mismo escenario, o con el buen sabor de boca y el humo en las suelas de los zapatos que nos habían dejado The Leadings. El caso es que Beth tuvo que hacer acopio de sus habilidades vocales para arrancar aplausos entre el público, y ese guiño final, a capella, del archiconocido tema de Whitney Houston “I will always love you”.
Nuestro viernes del SOS tocaba a su fin, no sin antes bailar al son de Buraka Som Sistema, una experiencia entre las batukadas y la electrónica, con ritmos tribales y primigenios, y con actitudes casi de la misma índole con esos gritos de “¡Vamos, dale duro a estas mujeres, brother, que son de Murcia!”, completamente predecibles y prescindibles, dignos de un electroperreo o reaggetón, y que poco o nada son identificables con la música que suele tener cabida en este tipo de festivales.
Las sesiones de Djs estuvieron a cargo de Zombie Kids, y de Simian Mobile Disco Dj Set, en sus respectivos escenarios.
La jornada del sábado comenzó con una ausencia notable, la de los conciertos en la Plaza de las Flores. El lujazo que tuvimos el año pasado de ver a Standstill o Sr. Chinarro mientras tomábamos las primeras cañas de la mañana, este año no tuvo repetición, y fue, junto a algunos lapsos de tiempo vacíos entre conciertos, lo que más quejas de la organización suscitó entre el público.
El festival arrancó con amenaza de lluvia. Ya se sabe que el primer festival de la temporada, en plena primavera puede ser de lluvia, de sol intenso o de fresquete de chaquetilla todo el día. El sábado tuvo de las dos últimas variantes una mezcla, aunque se dejó ver la luna en todo su esplendor cuando cayó la oscuridad de la noche.
La lluvia y el clima fresco no impidieron que arrancara una sesión interesante. Nosotros empezamos con las conferencias mencionadas al principio, y viendo que la lluvia estaba incordiando los primeros compases de la tarde, nos decidimos a ver las exposiciones sobre series de televisión.
El primer concierto de la jornada del sábado fue el de Bigott. Toda una aventura la de intentar seguir los pasos que se marcaba encima del escenario, caótico y locuaz con brazos y piernas, supo desentumecer a todos del frio que había calado con la llovizna.
En el escenario Jägermeister los murcianos Klaus & Kinsky jugaban en casa e hicieron un repaso a su “Herreros y fatigas” que lleva varios meses rodando. No todo el público supo aceptar la voz de Marina, que a veces parecía fallar, pero que no fue tanto, sino más bien una manera característica de ella y de entonar esas letras preciosas y delicadas de sus temas.
En este mismo escenario pudimos vivir otro de los conciertazos del SOS 4.8, Delorentos que llenaron de ganas de bailar toda la noche al público que se abarrotaba en uno de esos momentos en los que uno piensa ¿por qué este grupo no está en el escenario principal?
El escenario Jägermeister tenía previstos otros dos conciertos con momentos álgidos. El esperado de “Toro” del Columpio Asesino, que siempre sorprende la primera vez que se ve a Álvaro con su batería ejerciendo de frontman, con esas guitarras poderosas que arrancaron a la gente del suelo con cada uno de sus temas, y el de La Casa Azul. Guille Milkyway ha perdido su célebre timidez, o al menos la ha dejado aparcada, con la puesta en escena de La Polinesia Meridional, y temas como “Superguay”, “Esta noche ellas sólo cantan para mi” y la versión más disco de la casi (ojalá hubiese sido) eurovisiba “La revolución sexual”. Un concierto lleno de fans entregados entre globos y fuegos artificiales en medio del público.
Entre estos conciertos, hay que destacar en el escenario Estrella Levante el espectáculo de Flamming Lips, para quien no los haya visto todavía, que no continúe leyendo para no hacerles spoiler, puesto que la puesta en escena suele ser muy similar en todos los conciertos, entre la bola en la que Wayne Coyne pasa por el público, lolitas disfrazadas de Dorothy de El Mago de Oz, la cámara con el punto subjetivo del micrófono, los confettis… Espectacular si nunca los has visto, espectacular si los has visto dos veces, pero a la tercera o cuarta parece que se repiten en su propuesta.
Cuando Guille estaba desgranando su Polinesia Meridional, empezaron en el escenario principal los primeros acordes de los nuevos temas de Love of Lesbian, quizá el mayor atractivo del cartel del sábado para el gran público, y una de las razones por las que la afluencia de ese día fue sensiblemente superior a la del viernes. La banda de Sant Vicenç del Horts, capitaneada por Santi Balmes tocó sólo cuatro temas de su nuevo disco, de los que tres ya eran conocidos por los fans porque llevaban casi un mes presentes en todas las redes sociales y blogs del mundillo independiente y pop. El repaso a sus temas más conocidos y sobre todo de su última etapa como “Niña imantada”, “Un día en el parque” “1999” o “John boy”.
Cerramos la experiencia de conciertos del SOS 4.8 de este año con unos CSS o Cansei de Ser Sexy que estaban desubicados, probablemente porque les faltara escenario, pero que poco recordaban a ese grupo fresco que descubrimos hace cinco o seis años en el FIB y que nos hicieron perder goma de las zapatillas a un ritmo de F1. Nos hicieron bailar, sí, pero no tanto como recordábamos. Esta vez, su gran hit “Alala” fue el que marcó la hora de despedirnos del SOS, no sin antes bailar un rato al ritmo de Buffet Libre en el escenario Estrella levante, lleno hasta sitios que no estaban ocupados en muchos de los conciertos, con remezclas de Nirvana, Red Hot, y demás temas llenapistas. El SOS concluyó como deben de concluir todos los festivales según esa norma no escrita que pide un rato de zapatilla después de los conciertos para acabar exhaustos.
La lluvia volvió a hacer acto de presencia, esta vez de forma más copiosa, y a nosotros nos expulsó del recinto.
El domingo, los únicos conciertos programados para la plaza de las Flores se cambiaron a la Plaza de Santo Domingo, cambiando a Maika Makovsky por Parade, que ya había actuado en el festival. El cambio no fue bien visto por muchos sosers que querían ver a esa belleza que es Maika, con una de las voces más portentosas del panorama patrio femenino.
En valoraciones generales, el festival de este año ha sido un poco menos atractivo que el del año pasado, quizá por la falta de esos conciertos de día, quizá por la ausencia de un claro cabeza de cartel extranjero para el sábado, cuando el viernes compartieron escenario Pulp y Gossip. A pesar de todo esto, el festival murciano sigue siendo el pistoletazo de salida para la temporada de festivales nacionales y todos lo esperamos como agua de mayo, y al año que viene repetiremos sin duda. Sigue siendo uno de los mejores festivales en cuanto a tema de logística, gestión de servicios, comida, barras, y eso siempre marca mucho para un festival, a veces por encima de un gran cartel, porque permite que se disfrute con más ganas y con menos agobios, y sabemos que al año que viene volverán a buscar un gran cartel para atraernos a nosotros, los sosers, que somos legión y fieles al festival.