
El interprete, músico y compositor gallego Fredi Leis colgó el pasado jueves el cartel de sold out en la mítica sala Galileo, donde presentó su primer EP ‘Días grandes’, dejando claro que su música tiene mucho de estrella y nada de fugaz.
Éramos muchos los que llevábamos tiempo esperando ver a Fredi sobre un escenario como Galileo Galilei, arropado con una banda -no pudo elegir otra mejor- y presentando su primer trabajo, que vio la luz el pasado 13 de noviembre ¿el motivo? Porque cuando tropiezas con alguien con su pasión y su talento, el flechazo es inmediato, y engancharse a él se convierte en algo casi inevitable.
Fredi Leis es uno de esos compositores que comenzó en la música por casualidad, de forma autodidacta, y con una humildad innata que ya quisieran muchos. Y ya no hablo solo de sus letras, quienes tienen –tenemos- la suerte de conocerlo saben que es su forma de ser. La plataforma Soundcloud fue testigo de sus primeros temas, recibiendo cerca de 4.000 visitas en solo 20 días. Algunos, yo incluida, nos preguntábamos como sus canciones habían conseguido irrumpir con esa fuerza en tan poco tiempo, pero cuando escuchassus melodías llenas de verdad y la cercanía de su voz las dudas desaparecen. De ahí que muchos esperásemos con ansia un concierto como el que vivimos en en Madrid el pasado 26 de Noviembre.
Jueves, nueve de la noche; El frenético ritmo de Madrid apenas me dio respiro para disfrutar de los preliminares de un concierto que llevaba meses esperando, y para el que no podía contar con mejor compañía. Una vez dentro, la sala desprendía una sensación de calma diferente a la de otras tantas noches en las que la he visitado. Es curioso como a lo largo de estos meses, soy capaz de reconocer los rostros que no se han perdido ni una sola cita con Fredi en diferentes salas de Madrid, y esta vez no iba a ser menos. Las luces anuncian el arranque de un espectáculo que comenzó lento, lento y despacio, como indica la letra de ‘Fugitiva’ tema con el que dio paso a una de sus noches más grandes en la capital.
Como era de esperar escuchamos todas y cada una de letras que componen ‘Días Grandes’, así como algunos de los temas con los que se dio a conocer en la nube, y aunque no eran desconocidos para el público, cobraron un matiz especial, diferente, que dotaba a cada una de ellas de un carácter único. En las melodías la variedad de tintes era infinita; pop, rock, blues… Y es que Fredi ha sabido elegir el traje con el que vestir cada una de sus letras, las cuales pueden recogerse en un poemario sin duda alguna. Canciones de autor, sí, pero de un autor que consigue no caer en tópicos, con una interpretación llena de fuerza capaz de ensalzar sus delicadas melodías, sin robarles protagonismo.
Los tempos se diferenciaban con un solo golpe de vista, aun en el silencio de los intervalos entre canciones, en el cálido ambiente que Fredi consiguió crear en una sala como Galileo, sabíamos cuando nos íbamos a encontrar uno de esos temas desgarradores o venirnos arriba ¿cómo? Porque en esos momentos más intensos aparecía él, el otro protagonista de la noche- aunque para mi hubo un tercero- ese inseparable compañero que se ha convertido en la esencia de la música del cantautor gallego; su piano. Era en esos temas en los que se sentaba para hacerlo sonar cuando todo lo demás, incluida su banda, desaparecía, dando paso a una complicidad que solo un músico apasionado puede tener con su instrumento.
A lo largo de las casi dos horas tuvimos momentos para todo: risas, coros, silencios, miradas, lagrimas… Son muchas las emociones que se desprenden con Fredi, incluso para aquellos que lo ven por primera vez, pero para mi hubieron varios momentos clave. Uno de los más destacados fue con ‘Las Tropas’, tema con el que el cantautor gallego quiso hacer un llamamiento de rechazo al terrorismo haciendo referencia a los recientes atentados en Francia hace solo unas semanas. Una repulsa que se vio más latente que nunca en su interpretación, en la que sacó toda su rabia a través de la percusión, llegando a velar incluso los desgarradores gritos con lo que nos tiene acostumbrados en este tema.
Pero si hubo un momento de complicidad y de cariño por parte del público a destacar -y hubieron muchos- fue con ‘Fuimos’, donde sobre el escenario solo estaba Fredi, sentado sobre un cajón y a su lado la que para mi fue esa tercera protagonista; una guitarra que suena como pocas gracias al buen hacer de Carmela. Fue uno de esos temas en los que todos nos vinimos arriba, conocíamos la canción, estábamos eufóricos, pero nos faltaba algo, su voz, y de repente apareció… Casi de forma tímida comenzamos a escuchar a Carmela y aunque todos sabíamos que el protagonismo de esa noche era de Fredi, no pudo evitar brillar como solo ella sabe. Y es que juntos hacen un combo espectacular sobre el escenario, demostrando que han sabido darse valor añadido de forma mutua.
Llegaba el fin de fiesta, y con el un siempre romántico Fredi que no pudo dejar de deleitar a la ciudad de Madrid con unas palabras en forma de poema, haciendo ver que al igual que en el tema ‘ Santiago DC’, sabe dibujar las ciudades y las emociones que en ellas de viven como nadie. Con ‘Torre de control’ una historia de amor en un avión de Santiago a Madrid, como no podía ser de otro modo, Fredi Leis puso el broche de oro al que fue sin lugar a dudas uno de esos conciertos que cumplen con las expectativas y hacen que uno olvide hasta el más interminable de los días.
Escucharlo en la intimidad de una pequeña sala, ya fuera solo, o en la compañía de grandes artistas como Adriana Moragues, Rozalén o Carmela siempre ha sido un regalo. Escucharlo arropado por una banda en las que sus componentes son todos gallegos, y viven y trasmiten la música de la misma forma que él, es una experiencia difícil de olvidar, en la que con la “morriña” de mi época vivida allí, y la felicidad de ver como personas luchadoras cumplen sus sueños, solo puedo decir ¡Galicia Calidade!
Bianca Ruano
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