Fue en la pasada edición de Low Festival, Suede eran los cabezas de cartel del sábado y su cantante (siempre salvaje y energético) estaba especialmente excitado, motivado, crecido… vamos, que iba a más revoluciones que el resto de la banda. Y pasó lo que tenía que pasar, entre tantas veces saltando sobre los altavoces, subiendo y bajando del escenario o cogiendo el micrófono y utilizando el cable para hacerlo girar sobre si mismo como si fuera un lazo y él un vaquero en el oeste, la tragedia que se mascaba sucedió. Brett Anderson se acercó al lateral izquierdo del escenario (mirándolo), cogió el palo del micrófono, lo alzó hacia el público para que cantaran con él, y al girar… ¡hostiazo! (la verdad es que queríamos ser más sutiles pero contra más vemos el vídeo más hostiazo nos parece). El golpe fue épico, y en la cabeza, y lo que no se ve en el vídeo subido por nuestros compañeros de jenesaispop, es que estuvo bastantes segundos (interminables) en el suelo, sin moverse, la banda seguía tocando y se miraban unos a otros pensando si parar o seguir, los de seguridad no sabían si subir al escenario o no y el público empezábamos a contener la respiración. Fue casi un minuto interminable pero al final entraron los de seguridad, levantaron a Brett, saludó al público, todos (incluida la banda) respiramos, y el concierto pudo continuar. El concierto fue increíble, por muchos motivos. Eso si, el vídeo es para no perdérselo. Dale al play: