Esta semana hubo una fiesta a la que no fuimos invitados, Christa Päffgen tocaba la pandereta mientras fumaba un enorme porro de maría. Andrej Warhola Jr se desquitaba de todo embadurnando las paredes con brochazos de inspiración psicodélica. Mientras de fondo sonaba “Heroine” de la Velvet Underground.
Te has ido en domingo, sin avisar, sin despedirte, mientras Nico y Andy Warhol te esperaban para redimirse ante ti, después de todo el tostón que te dieron durante los 60.
Los excesos se pagan, pero no en el cielo ni por supuesto en el infierno, porque no nos imaginamos a estos tres perlas en el infierno, un lugar demasiado pequeño para ellos, ni mucho menos en el cielo, en modo ángeles sin sexo. El rock, como el sexo, para que sea bueno (nos contaron una vez) tiene que ser sucio.
Y hablando de rock sucio no hay que olvidar que el nombre de la banda “The Velvet Underground” surgió del título de un libro de sadomaso. Tucker, el batería, tenía un sonido sucio, dado que no usaba baquetas, unos mazos a modo tribal hacían el resto. Las distorsiones de las guitarras de Lou crearon un sonido de psicodelia que esta semana han hecho que los cimientos de ese lejano lugar hecho de rock donde ahora está Lou se tambalearan. Bienvenido a tu casa, bienvenido al rock Lou.
Lo único bueno de esta semana en la que nos dejas es que eres tan grande que todo el mundo habla de ti. Hay algunos periodistas que piensan que tienen tu exclusividad, la llave que permite hablar de la cultura sobre una base de experiencias y lecturas, micrófonos y artículos. Esos mismos periodistas se quejaban de aquellos que en las redes sociales, ya sabes, el diablo de nuestros días, hubiera gente echándote de menos que ‘seguro que no habían escuchado un disco entero de Lou Reed’. Nosotros, en estas Corrientes Circulares en las que nos movemos, pensamos justo lo contrario: que eres tan grande que hasta gente que quizá no haya escuchado un disco tuyo entero te está echando de menos. Y ha sentido la necesidad de decirlo. Y escribirlo. La cultura es de todos Lou. Tu, ahora, sobre todo ahora, también.
Nos dejas mucho (‘Transformer’, ‘Berlín’, ‘The Raven’…), tanto, que esperamos pagar nuestros excesos con ellos en directo, aunque sea dentro de mucho tiempo, escuchar de nuevo esos susurros mientras suena la guitarra, sonidos que nos hacen pensar que tenemos entre las piernas una motarra americana y recorrer la ruta 66 contigo, sonando de fondo “walk on the wild side”…
Gracias Lou. Nos vemos.