
Anda Julio de la Rosa de estreno en estreno, primero anunciando que el 17 de noviembre verá la luz su nuevo disco que llegará bajo el nombre de ‘Hoy se celebra todo’ (Ernie Records), después presentando el primer tema de adelanto, el corte ‘El desvarío de un superviviente’ y ahora con la salida de su segundo adelanto, un tema, ‘Las Puertas’, que el propio Julio se encargó de presentar así a la vez que contaba los motivos por los que NO dará conciertos:
Quería contaros algo. Se va acercando el momento del lanzamiento (ni que fuera una nave espacial) y ya sois unos cuantos pidiendo en las redes fechas de conciertos. Por lo pronto, en un par de días está previsto enseñaros otro adelanto del disco, así que en breve vais a escuchar una de las canciones que más me gustan de las que he hecho nunca. Si lo anuncio así genero unas expectativas que para nada se corresponderán con lo que oigáis. Para mí es un tema muy especial: Le he cogido casi tanto cariño como a mis perros. Se llama Las Puertas. Dura seis minutos y pico. Habla de amor, que para eso este disco lo celebra. Y de qué hablamos cuando hablamos de amor, que diría aquel.
Pero lo que quería contaros es otra cosa: No voy a tocar este disco en directo. Los motivos son muchos. El más importante es de carácter creativo. Pero tengo otras excusas, y son ciertas: Vengo de hacer y tengo próximamente tantas bandas sonoras que me falta el tiempo necesario para preparar un directo. Tampoco me apetece mucho, ahora mismo. Sí me apetecía escribir esa novela que ando presentando. Después, me tomaré unas vacaciones, que no tengo desde hace cinco años. ¿O son diez? Este disco lo he hecho porque necesitaba cerrar ‘la trilogía del amor’, que llamo yo a ese triunvirato que abre la Herida Universal, sufre en Pequeños Trastornos sin Importancia y recapacita, disfruta, llora y celebra en Hoy se celebra Todo. Con ello, de paso, os quería regalar un puñado de nuevas canciones a los que me seguís (y disculpen la soberbia, pero es que sigo pensando que el solo hecho de hacer música es ya de por sí un regalo, cueste lo que cueste el disco en formato físico). Es un álbum muy especial y, aunque quisiera, la mayor parte de él sería complicado de llevar al directo. Lo he hecho así precisamente porque no iba a tocarlo, lo que me ha abierto una serie de puertas creativas gloriosas para todo aquel que goza de hacer música.
Confío en vuestra comprensión y espero disfrutéis con el disco que viene tanto como yo lo he hecho haciéndolo. A los que no os guste la idea de que no vaya a girarlo, pensad en qué música tan mágica hicieron los Beatles, y algunos otros, cuando dejaron los escenarios. Lo mío, además, creo que es temporal. Y me temo, por otra parte, que no soy los Beatles (le preguntaré a mi psicólogo). Para explicarme mejor – aún, si cabe – me gustaría mostraros unas palabras del pianista Glenn Gould, famoso entre otras cosas por su interpretación de las variaciones Goldberg, de Bach (una maravilla, si no lo conocéis). Él, en momento dado de su vida, dejó de tocar en directo. Y es que, en realidad, dejarlo por motivos creativos es un sueño que tenemos muchos músicos. Gould lo explica así:
“Nunca me pareció productivo dar conciertos. Había una sensacion de poder que no me disgustaba cuando tenía catorce o quince años, es cierto. Entonces, me resultaba divertido tocar ante un publico vivo y ávido; dar lo mejor de mi mismo tras haber ensayado duro durante muchos meses. Pero eso se apaga pronto. Es una fina capa de barniz. Cuando lo haces un dia sí y otro no, en lugares distintos y alejados, el atractivo y el glamour no duran mucho. Dando conciertos haces trampa. No exploras gran cosa. Tocas temas manidos que ya has grabado y que no dudas en volver a servir al publico. Sí, haces trampa e intentas apañártelas con el mínimo esfuerzo tocando siempre casi del mismo modo: Hay una increíble falta de imaginación en el directo. De hecho, ni siquiera recurres a la imaginación. Envejeces a cien por hora. Es una vida horrible”.
Yo no me puedo permitir envejecer tan rápido. Ya lo hago naturalmente. Añadiría, a sus palabras, que incluso cuando intentas hacerlo de un modo distinto, no hay escapatoria: Lo compuesto es lo compuesto. Y también, que os echaré de menos desde el escenario, durante una temporada. Gould hizo unas cuantas maravillas desde entonces. Yo en realidad me conformo con aprender a podar las ramitas del jardín. A ver qué tal.
Gracias a todos los que seguís ahí. Y disculpad la brasa.
jdlr
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