Vega no solo nos tiene acostumbrados a disfrutar de su talento y su música, sino que, además, de vez en cuando nos deja reflexiones más que interesantes, la última de ellas una declaración de intenciones para enmarcar:
“Allí Donde Solíamos Gritar”
No existe pudor alguno. Es algo de otro tiempo y quizás haya quedado demasiado en deshuso al punto de enorgullecernos de ello. Una pena.
Hace poco me preguntaban sí sentía que mis maneras músicales, el sonido y las formas en las que se tejen mis canciones eran la de una generación que se aferra a aquello de cualquier tiempo pasado fue mejor.
Hace poco también escuchaba responder sin pudor a jóvenes artistas sobre su liderazgo dentro de esa nueva generación que se alza musicalmente, pareciendo imperativo borrar todo rastro de aquello que no han escuchado, desconocen o no les gusta escuchar por los motivos que sean.
Y he tirado de memoria. Y… debe ser la “vejez” pero no recuerdo pensar en cuantos años tenían lxs que cantaban That’s Life, Sunday Bloody Sunday, Zombie, Rape Me, Desaparecer, The Boy With The Thorn In His Side, 1979, La Era, Mediterraneo, Civil War, A Case of You, Something, Mi Coco, Souvenir, Dakota, Tengo Una Pistola, Radio Radio, Días de Verano, El Sitio De Mi Recreo, Space Oddity, All of Your Glory, A Felicidade, Wings, Extrema Pobreza, Disfruto, O que será, Pulmón o Sandwiches entre miles. No lo recuerdo porque jamás reparé en ellxs sin sus canciones.
¿Os he dicho ya que hace poco me preguntaban sí mi propuesta musical tenía su lugar en estos tiempos? Respondí tajante y sin reparos.
Hoy reposo mi respuesta y vuelvo a ser tajante. Como dicen @loveoflesbian “Allí donde solíamos gritar” lo seguiremos haciendo, no a lxs artistas: a sus canciones. Son las canciones las que nos acompañan, nos hacen sentir, bailar, reir, llorar, celebrar, despedir, enamorarnos o rompernos en pedazos. Son ellas las que permanecen y merecerán siempre un lugar en la historia, y ese… se lo ganan solas con el tiempo, por suerte para toda la humanidad. Los que hoy “empiezan” pueden llegar a crear una de esas canciones o protagonizar a las futuras víctimas del paso del tiempo y la falta de pudor.
Otra vez y tajante: solo importan las canciones, y llevo escribiéndolas desde 1999. Sin necesitar un sábado de gloria… ni un domingo de resurrección, solo canciones como “pequeñas flechas para continuar en la brecha”.