Lo mejor que te puede pasar en un festival es que vuelvas a casa emocionada de la cantidad de grupos que te han sorprendido (de forma positiva) ya sea porque en tu vida los habías escuchado, o por que los habías escuchado más bien poquito. Porque los grupos grandes, los cabezas de cartel, a los que vas a ver como si fueras de peregrinación a la virgen del Caño Roto, esos te van a encandilar, como lo hacen en tu salón de casa cada vez que aprietas a la tecla del play (salvo funestas ocasiones).
Pero si vuelves a casa con una sensación de que podía haber sido algo más, que has visto lo de siempre en un sitio un poco más bonito, o que le preguntes a tus acompañantes que cual ha sido el momento cumbre del día y te respondan que cuando han podido hacer pis, es que algo ha fallado.
Rebobinemos un poco la película del día y empecemos por el principio:
En esta eclosión que vivimos en la España Festivalera, ha surgido este año en la ciudad de Valencia un nuevo Festival: El Festival de Les Arts. No podían elegir un sitio más chulo para hacerlo dentro de Valencia que la mastodóntica Ciudad de las Artes y las Ciencias, (punto positivo), y el mes de Junio en el que hay “pocos” festivales (otro punto positivo) y se supone que el calor aun no es asfixiante (se suponía, porque a las 16:00 del sábado las lagartijas de Valencia buscaban neveras donde refugiarse)
El cartel del festival tenía una pintaza muy buena, acudían prácticamente todos los grandes grupos indies españoles que este año están de gira, muchos de ellos de los que sabes que te dan lo que quieres, muchos grupos que se están haciendo su nombre trabajando poco a poco, y varios de esos que has oído hablar de lejos o nunca los has oído (otro punto positivo). El horario a priori, nos parecía novedoso y adecuado, mucha tarde y poca noche, por lo que a los que tenemos enanos en casa, nos pareció un plan redondo para pasar el fin de semana. Los niños podían ver grupos, artistas plásticos en directo, y vivir un festival por dentro, por lo que decidimos acudir con nuestros bichitos a la primera edición del Festival de Les Arts, como no fuimos valientes del todo, pensamos que con un solo día como primera vez sería suficiente, por lo que elegimos acudir el sábado solamente.
Para acudir con dos menores de edad al festival había que rellenar una autorización paterna, que ya os digo yo, que el que la hizo no probo a rellenarla antes de subirla a la web, tras cuatro intentos, dos conversaciones con el CM a través de Twitter, conseguimos rellenar las dichosas autorizaciones (no os creáis que soy medio lela, tuve varias conversaciones con otros papis que llevaron a sus hijos al festival y nos ayudamos unos a otros a rellenar el documento)
Llegamos, nos acreditamos y entramos de los primeros en el día, puesto que había que aprovecharlo. Al entrar la primera en la frente, no podemos pasar botellas de agua grandes dentro del recinto, ni fruta para los niños. (¿?) La verdad es que el calor en aquel momento era ya tremendo, y nos dimos cuenta que había poquitas sombras, (en las zonas de delante de los escenarios ninguna) tampoco había duchas de esas de vapor de agua que tanto bien han hecho a la humanidad. Por lo que nos fuimos a refugiar debajo del puente, que era donde estaba la zona de comida, la cual nos pareció la mejor del mundo mundial de todos los festivales (tres puntos positivos), variedad de comidas, sabores estupendos, decoración muy bonita y elegante, vamos un 10. Comimos algo en la sombra, sin hacer colas, sin agobios, todo parecía que marchaba bien.
Eran las 3 de la tarde, y con la que estaba cayendo, Lyann abría el escenario Negrita, no había ninguna sombra en la que refugiarse, por lo que oímos un tema completo (sonaban bastante bien) y nos marchamos antes de que nos diese una lipotimia. El escenario Coolway lo inauguraba Joan Miquel Oliver 45 minutos después, y nos ocurrió exactamente lo mismo, nos estaba gustando como sonaba pero tanto sol nos estaba aplatanando. Con Delacruz cantando “19” de cuando eran Maga, ya nos estábamos regando con las botellas de agua que habíamos comprado dentro, las cuales habíamos pagado al mismo precio que la sangre de unicornio. (2 euros el botellín) (un punto menos)
Nos fuimos a la Zona Vip a buscar refugio y ver desde una sombra a Jero Romero (uno de nuestros indispensables, dado que las niñas son fans del toledano) El sol le pillaba de espaldas, por lo que ofrecía dos metros de sombra si te pegabas mucho al escenario, y eso fue lo que la gente estaba haciendo. Nos encantó que le dieran el escenario grande, porque el nos dio un gran concierto (un punto positivo)
A las 18:00 el chico de la melena dorada (Carlos Sadness), nos metía electricidad en el cuerpo, se repetían las imágenes de la búsqueda de sombra por parte de los asistentes, el problema era que si buscábamos sombra nos pegábamos al escenario Negrita y oíamos más la batería de la prueba de sonido de Nueva Vulcano que a Carlos Sadness (dos puntos menos) (¿Por qué hacían la prueba de sonido de un grupo a tres metros escasos de otro que está dando un concierto?) Carlos hizo lo que sabe hacer, nos encandilo con su música ligera, nos hizo bailar y canturrear, saco a su hermana al escenario… un concierto correcto.
Ya eran casi las 19:00 y nos volvimos a la zona vip del escenario Heineken a ver a Izal (otro de los grupos que las niñas no se querían perder de ninguna de las maneras) se notaba que el calor se estaba relajando, no así el sol. El publico abarrotaba ese escenario para ver al grupo de la gira de despedida que nunca termina (creo que van a unir la despedida con la presentación del nuevo disco como en un bucle infinito). La zona Vip estaba total y absolutamente abarrotada de gente, poco tenía aquello de VIP en aquel momento (dos puntos menos) .Antes de que salieran los chicos de Mikel Izal fuimos al baño y tras una cola de 18 minutos (reloj en mano) conseguimos volver para ver el concierto (fuentes muy fiables nos han confesado una cola en el baño general de 45 minutos, tres puntos menos)
El concierto de Izal fue como un partido de futbol, con dos partes muy destacadas, la primera parte, sonaba raro, la voz de Mikel no era la de siempre (en el último año he visto este mismo concierto unas 6 veces, por lo que se de lo que hablo) algo pasaba, al gran público le daba igual, estaban entregadísimos a la causa, pero algo no sonaba ni iba bien. Si en ese momento el navarro se hubiese sacado la chorra y hubiera meado al público, la gente le hubiera gritado “otra, otra”. Poco a poco, el grupo fue encontrando su sonido, y yo les empecé a reconocer, por lo que la segunda parte la llegue incluso a disfrutar.
Y llego el momento de ir a cenar (todos debimos pensar lo mismo) porque lo que por la mañana había sido una delicia, por la noche fue una pesadilla. Todos y cada uno de los puestos de comida tenían colas de más de 20 minutos, no había hueco para sentarse en ningún sitio, Anni B Sweet se peleaba con el sonido al fondo en el escenario negrita (¿Otra vez problemas de sonido en otro escenario?), a Band of Skull en el escenario grande los estaba viendo poquita gente, porque entre las cenas que se hacían eternas, (la gente quería cenar antes de que los Lori Meyers salieran al escenario) las colas en el baño, se veían desde la luna como la gran muralla china, y que pusieron una pantalla para que mucha (pero mucha, mucha) gente disfrutara de la final de la champions, aquello se convirtió en un despropósito (tres puntos menos)
Los cientos de niños que hacia unas horas correteaban y bailaban por el recinto, iban cayendo del agotamiento del día, del calor, de la emoción… En la Habitación Roja ya se veían un montón de niños durmiendo en sus carros o en los brazos de los mayores (por cierto que buenos son LHR se nota que lo que hacen les gusta, y que bien lo hacen, un punto positivo, aunque se hubieran merecido el escenario grande)
Fuimos de nuevo a la zona Vip para ver a los granadinos, pero aquello se les había ido de las manos, no cabía un alfiler, lo de Vip era por el nombre y poco más. Un concierto correcto, con un sonido decente (que no bueno). Nos gustan y mucho los Lori Meyers pero tenemos ganas de que hagan ya cositas nuevas. Nos encantan sus hits que hasta Lola de 8 años canta de memoria a voz en grito, pero necesitamos que se pongan las pilas y nos den nuevas canciones. Decidimos hacer algo muy sensato dadas las horas que eran, comenzar un peregrinaje hacia el coche sin terminar el concierto, y no éramos los únicos, se veía el desfile de papis y mamis con niños a cuestas agotados de un día intenso.
¿Resumen final? Creo que han cometido errores de principiantes, hay que ir a lo básico, buen sonido (que no fue en todos los conciertos), buenos servicios para el público (que tampoco fue, en temas de aseos, sombras, e información al público). Me encantó el lugar para la celebración del festival, la elección de grupos y espero que haya mucho más, pero también espero que tengan en cuenta que se necesitan sombras, agua, información y sonido para las siguientes ediciones. Que en Valencia a las 3 de la tarde hace calor y no hay persona humana que aguante debajo del sol para ver a un grupo nuevo, por mucho que te este gustando lo que tocan (pido disculpas a Lyann y el resto por marcharme de sus conciertos).
Martirios Fuertes.