El día 25 de julio no es un día cualquiera para los gallegos y tampoco lo fue para todos aquellos que estuvieron ese día en Santiago. En un marco incomparable y en una noche más que agradable se alinearon los astros para que lo único que importase fuese lo que teníamos delante y no era ni más ni menos que tener a Los Planetas cantándonos todos esos himnos que llevamos coreando desde hace alguna que otra década.
La Plaza de la Quintana, detrás de la Plaza del Obradoiro, fue el sitio elegido. Un enclave privilegiado, místico y mágico donde no todo el mundo ha tenido ocasión de tocar. Disco Las Palmeras! ya lo pueden tachar de la lista. Jugaban en casa y eso se notaba: desde el primer acorde se veía como querían comerse el escenario aunque el público, que iba llegando a esas horas, estuviese más pendiente de pedir una cerveza.
Durante una hora los gallegos fueron desgranando con contundencia e intensidad Ultra, su último disco lanzado el año pasado sin olvidarse de Nihil Obstat, aquel brillante debut que les aupó y convirtió en uno de los exponentes del noise rock de nuestro país. El sol se iba poniendo tras la Catedral mientras Diego Castro y los suyos daban por concluida su actuación para dar paso al plato fuerte de la noche. Y no era el pulpo precisamente.
Los Planetas volvían a los escenarios con la formación al completo (lo del Primavera Sound de este año fue una broma) y un público que ansiaba verles, como se podía leer en los ojos vidriosos de muchos de los que allí estaban cuando empezó a sonar Los Poetas. Con unos cuidados juegos visuales, los granadinos se centraron primeramente en su vertiente más aflamencada con Una Ópera Egipcia como principal exponente y La Llave de Oro, El Romance de Juan Osuna y Virgen de la Soledad dieron buena cuenta de ello. La primera sorpresa vino con Tarantos que sonó antes de El Romancero, canción de Perico “El Morato” interpretada por ellos y recogida en aquel EP de 2009 Cuatro Palos. Mucha clase.
Con Ya No Me Asomo a la Reja se adentraron en La Leyenda del Espacio para volver de nuevo a los últimos pasos con Señora de las Alturas y se empezaba a vislumbrar que Los Planetas no estaban para hacer más de lo mismo, que todas las rencillas ahí arriba daban igual y la sinergia que fluía entre ellos se podía palpar. Era real.
Llegaba el momento de viajar en El Motor de Un Autobús con Toxicosmos a través de Corrientes Circulares aunque Nunca Me Entero de Nada llevó al respetable a un paseo Entre las Flores del Campo.
Seguía la velada con Corona de Estrellas mientras se veía la Catedral de Granada proyectada haciendo la competencia a su compañera que teníamos al lado. Si Me Diste La Espalda, Santos Que Yo Te Pinté y Devuélveme la Pasta fueron coreadas a garganta llena: la comunión con el público era total a estas alturas y continuó con Maniobras de Evasión, Canción del Fin del Mundo y Reunión en la Cumbre.
Mientras solo se veían sonrisas en las caras del público comenzó Pesadilla en el Parque de Atracciones y la algarabía se convirtió en locura antes de llegar al primer bis de tres canciones y dos palabras: magia pura.
La primera fue Segundo Premio y le siguió Un Buen Día para finalizar este bloque con Alegrías del Incendio. Pelos como escarpias y ovación cerrada. Pero ahí no quedaba la cosa porque aún faltaba David y Claudia para finalizar definitivamente con De Viaje. Del presente al pasado pasando por Santiago.
Así concluía un concierto que la palabra especial se queda corta, donde Los Planetas consiguieron echar la mirada atrás sin caer en las obviedades y deslumbrar con Santiago como testigo de excepción.
Mr. Tapes