Llevábamos unos días pendientes de las redes sociales de Zahara esperando algo nuevo y el hype se iba agrandando, aunque nadie podía imaginar lo que se venía encima.
Y lo que se ha venido encima es posible que sea el tema del año, así, sin paños calientes ni nada. En enero, primera quincena y Zahara ha destrozado conciencias con un tema vertiginoso, sincero, comprometido, angustioso y, sobre todo, necesario.
Una letra real, ácida, sentir asco, un puñetazo directo a esta sociedad patriarcal, machista, desigual en la que vivimos, una sociedad en la que la mitad de la población vive supeditada a un derecho de pernada, a una superioridad autoimpuesta y obligada a la que todo rechazo es poco, porque testimonios como ‘Merichane’, confesiones como ‘Merichane’, nos deberían hacer parar, pensar, meditar, cambiar. Hay que ser valiente, y Zahara lo es:
Merichane soy yo y Merichane somos todas mis historias.
He querido contar lo que viví tal y como fue para mí. Llegar a hacerlo no ha sido fácil. He tenido que aceptar y asumir que aquellas historias sucedieron de verdad, pero que el mantenerlas escondidas no solo no me hacía sentir mejor sino que protegía a las personas que me habían hecho daño.
Por eso ahora, en este momento en el que me he visto con fuerza para hacerlo, he decidido compartirlas