La belleza de los temas musicales muchas veces está en la originalidad de la música, o en la complejidad de la letra, pero no es ninguna de las dos cosas lo que convierte el tema del que hablo hoy en una canción perfecta.
La base del tema que me da cosica fue estrenada en 1929, casi no ha llovido ni ná, original no es, vamos. Y la letra son seis líneas que se repiten una y otra vez en bucle de forma obsesiva, pero quizás es uno de los himnos pro-gays mas bonito que jamás se haya escrito.
En 2003 un medio americano-canadiense copiaba o hacía un homenaje, como queráis decirlo, al famoso bolero de Ravel con “Oh what a world”. Rufus Wainwright se unía a una orquesta y daba un giro de 180 grados a una obra maestra orquestal que se inspiró en una danza española, con un ritmo y un tempo invariables, con una melodía obsesiva —un ostinato como dicen los entendidos- en do mayor, repetida una y otra vez sin ninguna modificación salvo los efectos orquestales, en un crescendo que, in extremis, acaba con una modulación a mi mayor y una coda estruendosa.
Como la música, que se repite en tres ocasiones incorporando nuevos instrumentos, Rufus nos repite tres veces su mensaje del mundo en el que vive: “Men reading fashion magazines, Oh what a world it seems we live in, Straight man, oh what a world we live in”, de velocidad, de viajes, de cambios de pareja sin encontrar el amor, de un mundo en el que son las noticias las que nos dicen que somos felices ‘Life is beautiful’ on a New York Times’.
Os dejo con esta melodía obsesiva y erótica (y si no preguntad a vuestros padres por Bo Derek en “10, la mujer perfecta”)
En 2003 (al igual que Rufus) unos ingleses capitaneados por Tom Yorke, mis adorados Radiohead, hicieron su propio bolero, “There there”. Música y tempo invariable, incorporación de instrumentos hasta llegar al éxtasis.
Pedazo canción, no sólo me gusta, ME ENCANTA!!!! Subidón de principio a fin…
Escucha “When in disgrace with fortune and Men’s eyes” de R. Wainwright. Esa si que te va a dar “cosica”