
Hay discos que suenan a libertad, a cambio. ‘¿Hay alguien en casa?’, el último trabajo de Mucho suena a eso y a mucho más: innovación, ritmo, compromiso, liberación…
El pasado 25 de enero se publicaba ‘¿Hay alguien en casa?’, el cuarto disco de estudio de Mucho que llegaba de la mano de Kartoffel Kollektiv y cuya creación ha estado marcada por la ruptura con sus antiguos compañeros, además de una evolución en su sonido más electrónico.
Con adelantos como ‘Ahí te quedas, Perarnau’ (título que parece evidenciar esa ruptura), ‘El enemigo ahora vive en todos nosotros’ o ‘Putochinomaricón’ (nombre del proyecto de Chenta Tsai) se evidenciaba un nuevo camino en la nueva aventura de Martí Perarnau. Con su publicación se confirmó este cambio. El nuevo disco de Mucho tiene mucho que ofrecer, para empezar una consistencia sonora que podría hacernos vivirlo como si fuera una sesión dj. Pero es que además tiene una serie de letras sociales, comprometidas, personales, arriesgadas.
A veces nos dejamos engañar por el envoltorio, un pop fácil, sencillo, elegante, que entra suave y parece que no tiene trabajo. Y no, ‘¿hay alguien en casa?’ reúne condiciones para ser considerado uno de los trabajos más interesantes de este comienzo de 2019, un disco que supone una evolución natural desde los sintetizadores de ‘Pidiendo en las puertas del infierno (2016)’ a estos diez nuevos temas compuestos a través de samples y donde la electrónica es su razón de ser.
Con guiños al cine más ochentero, ese con el que varias generaciones crecimos y al que aún volvemos (los de antes) y disfrutan (los de ahora), representado claramente con ‘Teléfono, mi casa’ o ‘¿Hay alguien en casa, McFly? como ejemplos evidentes, el cuerpo de este trabajo bebe directamente de la noche urbanita, como si toda su historia ocurriera en una noche en la ciudad (las canciones como banda sonora), pero transmite también una soledad casi física, palpable, real, llenas de miedos, dudas, pero siempre con un atisbo de esperanza sanadora.
Sumergirte en ‘¿Hay alguien en casa?’ es como espiar desde las ventanas de ‘Las ventanas se encienden’, Martí nos deja acceder a ese universo personal, esas dudas, esas decisiones, ese mostrarse y mostrarnos, esas puertas abiertas de las ventanas, para que entre el aire, para saltar si hace falta, para escuchar, para convivir con la ciudad.
En la valentía está el premio, y Martí se ha encontrado a si mismo y ha ganado su pulso personal con letras que incluyen hasta pasajes autobiográficos (maravillosa esa ‘Nunca pegarías a un hombre con gafas’). Si la pregunta final es si ¿hay alguien en casa?, obviamente la respuesta tiene que ser un si. En este disco hay diez historias para decorar paredes y llenar espacios, diez mensajes que puedes hacer uno lleno de vida, lleno de hogar, vente a esta casa.