Un Festival Diferente En Un Lugar Increíble.
El domingo 27 de julio tuvo lugar uno de los festivales más especiales que tenemos en nuestro país, de los de sacar pecho, de esos que sabes que va a ser algo inigualable antes de ir. Ese festival es el Sinsal SON Estrella Galicia.
Hay que empezar por lo más importante y eso es, más allá de los grupos, el enclave: la Isla San Simón, situada en la ría de Vigo es uno de los sitios más bonitos en los que se puede disfrutar de un festival. Dividida en dos pequeñas islas por un puente, ha sido a lo largo de la historia desde un hospital para leprosos hasta una cárcel en la Guerra Civil sin olvidar que a Julio Verne le sirvió de inspiración para 100.000 Leguas de Viajes Submarino. Paraje único.
Por si eso no fuese suficiente, el cartel del Sinsal no se conoce hasta que no te montas en el ferry que te lleva a la isla. Para muchos puede resultar un poco arriesgado pero si se echa un vistazo a las anteriores ediciones no hay por qué preocuparse. Además no solo de conciertos vive el Sinsal, también hay actividades paralelas como exposiciones, programas de radio grabados en praderas de la isla, gastronomía y paseos para perderse buscando la más absoluta tranquilidad.
A la 1 de la tarde Bel Bee Bee daban el pistoletazo de salida en el Escenario Trobadores, al lado del embarcadero. La joven cantante canaria acompañada de miembros de otras formaciones (como el caso de Pablo Palomo, batería de Autumn Comets) desgranó su álbum debut Still Unstirred frente a un público heterogéneo donde se mezclaban niños, adolescentes y treintañeros. Pop sintético preciso y precioso como si Russian Red se hubiese metido en el estudio con CocoRosie y Jamie xx estuviese echando una mano. Un gran comienzo.
Era el momento de cambiar de isla y dirigirse hacia el escenario San Antón New Balance para ver a Jambinai, una de las apuestas más interesantes de la jornada en el mejor stage con vistas a la ría. La banda de Corea del Sur nos llevó por parajes místicos gracias a su post rock de guitarras (todavía no se sabe cómo Ilwoo Lee no se cayó de la silla mientras tocaba como loco la guitarra) e instrumentos asiáticos milenarios. En un vaivén entre la música tradicional y el rock instrumental progresivo y contundente, Jambinai consiguieron meter en su vórtice musical a todos los presentes alcanzando el cenit con Connection (잠비나이), su último tema. Si el nirvana existe, muchos lo alcanzamos en ese momento.
Una horita de descanso para comer y para encontrar las Músicas Escondidas que descubrimos en una pradera tapada por árboles donde Caspervek Trio amenizaban la tarde con una mezcla entre música clásica y popular. En una pradera contigua estaban grabando en directo el programa Retromanía de Radio 3 para el disfrute del personal que estaba sentado escuchando atentamente las recomendaciones de los locutores.
Daban las cuatro y Chelsea Wolfe se subía al escenario San Simón Son Estrella Galicia. Quizá no era la mejor hora para escuchar drone-metal-art-folk (como la propia Chelsea define su música) y el público languidecía sentado en la pradera. Juegos vocales, sintetizadores, guitarra, batería y violín creaban una atmósfera densa y oscura no apta para siesteros.
La tarde se empezó a animar con Ginger and The Ghost y su electropop divertido. Esta pareja australiana derrochó carisma con una puesta en escena étnico-circense muy llamativa y con Missy entregada a la causa bailando, saltando y cantando mientras que Daniel ponía la nota sobria con su guitarra. Eso sí, mucho pregrabado que compensaban con sorpresas como cuando Missy sacó el arpa a lo PJ Harvey o con el duelo de timbales que se marcaron entre ambos.
En el mismo escenario comenzó otro de los nombres propios del Sinsal y no era otro que Jacco Gardner. El barbilampiño holandés y los suyos fueron los culpables de sacar uno de los discos más interesantes de 2013, aquel Cabinet of Curiosities que va ganando enteros con el paso del tiempo y que desgranaron delante de un público volcado. La dulce voz de Jacco cantando Clear The Air acompañada del órgano en un sitio como aquel se convirtió en uno de los momentos del festival.
Con el público calentito se adelantaba la joya de la corona de la jornada. Para Wire no pasan los años y siguen sonando frescos y actuales con mención especial a Graham Lewis: lo de este hombre no tiene nombre. Considerados pioneros del post punk y el art rock los londinenses se presentaron con tres cuartos de su formación original (llevan tocando desde 1976, ojo) e hicieron bailar e incluso poguear a los presentes con un repertorio apto para todos los públicos.
Exaltados y emocionados había que bajar las escaleras que llevaban al embarcadero para ver a Mdou Moctar, oriundo de Abalak, en el desierto Azawagh de Níger. Este cantautor se distingue por experimentar y llegar a los límites del rock & roll con influencias Tuareg. Su estilo poco convencional se ganó al respetable con la primera canción y todos bailaban intentando aprovechar las últimas horas de este precioso festival. Locura colectiva cuando alargó diez minutos uno de sus temas con clara influencia rockabilly y nadie podía parar de bailar.
Para cerrar la jornada estaban Blam de Lam con su noise pop denso y delicado desde Jaén para hacer las delicias de los que aún quedaban en la isla y poner el broche a un día perfecto.
Podrá haber festivales de todo tipo, con un cartel o con otro, más caros o más baratos pero el Sinsal es otra cosa, es descubrir, disfrutar y desconectar en un enclave privilegiado rodeado de muy buen ambiente y escuchando grupos que serían muy complicados de ver de otra manera. En definitiva, algo único.
Algo especial.
Redactor: Mister Tapes
Fotógrafa: Mamen García