Vivimos en un país de pandereta. ¿Queda alguna escala, algún estrato, alguna zona donde no haya lío, corrupción o simplemente, hagan las cosas bien? Pues eso. No contentos con los últimos años vertiginosos en la SGAE de la mano de Teddy Bautista (ay Judas, Judas), esa sociedad tan bien considerada y aún más querida por público y músicos, siguen llegando noticias (activamos el modo ironía) que sitúan a la SGAE como ese remanso de paz y buen hacer que tantas alegrías da: su presidente, Antón Reixa, ha sido destituido.
Por 25 votos a favor, 12 en contra y 1 abstención, la Junta Directiva de la SGAE ha decidido destituir a Antón Reixa, acusándole, entre otras cosas, de haber bajado los ingresos de la entidad, de atacar a músicos que con un resquicio legal han querido cobrar derechos por arreglos para programas de televisión y por defender supuestamente a las grandes discográficas. También por la posibilidad de un despido de trabajadores y los gastos excesivos que se atribuyen a la directora general Natalia Garzón. En fin, siguen revueltas las aguas de la SGAE, con suerte algún día serán claras y cristalinas. Ya solo nos falta leer cualquier día que hasta Bárcenas ha filtrado por allí algún sobre de esos suyos…